En Playa Baracoa, municipio de Bauta, los residentes enfrentan una severa escasez de agua potable. A pesar de las múltiples quejas presentadas ante diversas autoridades en la provincia de Artemisa, no han recibido respuesta.
Según informes de una fuente local a Cubalex, el suministro de agua ha sido esporádico desde febrero, y el gobierno no ha proporcionado soluciones efectivas, como el abastecimiento mediante camiones cisterna. La comunidad lleva ya más de dos semanas sin acceso a agua potable, situación que ha obligado a los residentes a utilizar agua de mar para cocinar y bañarse.
Esta crisis se suma a otros problemas serios como la falta de alimentos, cortes de electricidad y restricciones a libertades fundamentales, provocando protestas en varias localidades del país. Dichas protestas han sido sistemáticamente reprimidas por el régimen, lo que subraya una tendencia a silenciar las demandas populares en lugar de resolver las necesidades básicas y respetar los derechos de los ciudadanos.
El acceso al agua es esencial para asegurar un nivel de vida adecuado y es fundamental para la supervivencia. Las normas internacionales de derechos humanos establecen claras obligaciones para los Estados, incluyendo la garantía de un suministro suficiente de agua para consumo personal y doméstico. Según el Artículo 76 de la Constitución cubana, “Todas las personas tienen derecho al agua y el Estado debe garantizar el acceso a agua potable y saneamiento adecuado, asegurando un uso racional y la debida retribución.”
Además, el 28 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la Resolución 64/292, reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que el acceso a agua potable y servicios de saneamiento son cruciales para el cumplimiento de todos los derechos humanos.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en sus Observaciones Generales números 11 y 12, destaca que todos deben tener acceso igualitario a un sistema eficiente de abastecimiento y gestión del agua. Estos documentos internacionales enfatizan que el agua debe ser suficiente, continua y segura para satisfacer las necesidades básicas, respetando la dignidad, la vida y la salud humanas.