El gobierno cubano acusa a los relatores especiales de Naciones Unidas, que le llamaron la atención sobre violaciones de derechos humanos, de estar manipulados y ser utilizados por personas inescrupulosas, como instrumento de su campaña contra el país.

Sus respuestas, además de agresivas y ofensivas, son reiterativas y predecibles. En todas reprocha que les han enviado comunicaciones con conclusiones erróneas que no se ajustan a la realidad cubana.

Desde su visión, las personas defensoras de derechos humanos son instrumentos de Estados Unidos, para la destrucción de su sistema.  

Según el gobierno Estados Unidos trata de imponer al país un cambio de régimen, y utiliza el terrorismo, la subversión política y los derechos humanos.

Un argumento que utiliza para justificar la represión y hostigamiento contra las personas defensoras de derechos humanos residentes en la Isla.  

Sin embargo, en sus argumentaciones cambia constantemente de roles, de victima desacreditada y asediada por un imperio, a victimario.

En tono desafiante les ha advertido a los relatores que sus preocupaciones por las personas defensoras de derechos humanos, “lamentablemente serían  permanentes y sistemáticas”.

Su arrogancia deja claro que no modificará su conducta.