El pasado 18 de abril en la ciudad de Guantánamo, los pastores Ramón Rigal y Ayda Expósito recibieron una citación para el tribunal municipal. Ese día comenzó un proceso sumarísimo contra ellos que concluyó en sentencias de dos y un año y medio de cárcel por “actuar en contra del desarrollo normal de un menor”.

Los líderes cristianos, pertenecientes a la Iglesia de Dios en Cuba, habían decidido educar en casa a sus hijos Ruth y Joel de 13 y 9 años de edad respectivamente. Para ello empleaban “el plan de estudios del colegio Hebrón, de Guatemala, certificado metodológicamente”, según dio a conocer la Liga Evangélica.

En el proceso judicial contra los pastores, el fiscal señaló que la educación en casa “No está permitida en Cuba porque tiene una base capitalista” y que solo los maestros están capacitados “para inculcar valores socialistas”.

  Por su parte los padres expresaron su derecho a decidir que tipo de educación debían recibir sus hijos, como dicta la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 26.  A pesar de que la isla es firmante de la declaración, en el país solo se conciben escuelas estatales con programas laicos.

“Numerosos grupos religiosos, incluida la Iglesia Católica, han planteado repetidamente el problema de la falta de opciones en Cuba en lo que respecta a la educación primaria y secundaria, especialmente para los padres que no quieren que sus hijos sean educados en un currículo que promueva agresivamente el ateísmo” comentó.  Anna-Lee Stangl Jefa de Defensa Conjunta de Christian Solidarity Worldwide.

El estado cubano garantiza una educación gratuita y accesible, pero no respeta la libertad de los padres o tutores legales de escoger para los menores otros programas. Los estudiantes no pueden pueden recibir una educación religiosa o moral coherente con las convicciones familiares en centros de estudios.

En el país no existe la libertad de particulares para dirigir instituciones de enseñanzas ni otras opciones que no manejen un programa laico. La educación es únicamente función del estado, que impone a los padres el deber de educar a sus hijos en los valores morales, éticos y cívicos, en correspondencia con la vida en la sociedad socialista.

 La enseñanza, además, se basa en preceptos que promueven una alta formación de valores éticos, morales, cívicos y patrióticos, que incluye la preparación militar. Lo cual entra en conflicto con las convicciones morales y religiosas de algunos grupos sociales.