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Carlos Manuel Álvarez : “Yo no he dejado de estar preso desde que llegué a Cuba”

22/12/2020 / Casos

  • *Transcripción de su testimonio publicado en las redes sociales de El Estornudo
    En el Tribunal de Playa fui sometido a un interrogatorio de dos horas sobre mi salida el sábado en la noche con amigos de la Habana, artistas, muchos de ellos; algunos de ellos, participantes de las conversaciones del 27 de noviembre en el MINCUL otros del MSI y otros muchos que no son ni lo uno ni lo otor.

Al parecer esto es un delito, porque ya el hecho de realizar cualquier actividad civil en mi país, o al menos en la capital de mi país, parece ser un acto que lleva una especie de condena por parte del poder.

Después de dos horas en que me levantaron un acta de acusado donde no tenían ninguna acusación contra mí. Donde hacían el recuento de lo que había hecho el sábado por la noche, que era nada: salir de fiesta con amigos.

Las autoridades me montaron contra mi voluntad en un carro y me trajeron también contra mi voluntad hasta Cárdenas, donde vive mi familia, violando los principios constitucionales de este país, violando mis derechos individuales, violando mi libertad de movimiento.

Y yo hoy estoy convencido ya, después de este punto, de que la única razón por la que yo no estoy preso ahora mismo, preso formalmente, es porque este país está en una profunda crisis económica, una profunda crisis política, es más dependiente que nunca de gobiernos extranjeros, necesita el dinero, el capital que puede venir de otros lugares, y para eso necesita mantener ciertas fachadas de tolerancia.

Pero como no me pueden meter preso, porque soy una persona absolutamente inocente, que no ha cometido delito alguno en su país ni en ningún otro lugar, traen la cárcel hasta mí, limitan completamente mi libertad individual en todo orden.

Ya no se trata ni siquiera de cometer lo que ellos llamarían como actos contrarrevolucionarios, por ejemplo, la protesta en San Isidro, que es obviamente un derecho que también me asiste como persona participar, pero que para ellos es un delito. Ya ni siquiera se trata de eso, se trata de salir con amigos, o sea, se trata de una muerte civil absoluta.

Entonces, en ese sentido, esto no se puede ver como detenciones, ni como presión de baja intensidad, sino como la formalización absoluta de la cárcel en todo el territorio nacional. Yo no he dejado de estar preso desde que llegué a Cuba. Yo no he dejado de estar preso en la Habana porque he estado constantemente vigilado. Yo no he dejado de estar preso en La Habana porque desde que estaba llegando me estaban advirtiendo que sabían que yo estaba llegando.

Porque sabían con quién me había reunido el sábado en la noche, y cada paso, pasos absolutamente inocentes, pasos absolutamente intrascendentes, de alguien que no está haciendo más nada que disfrutando una noche en su ciudad. Eso también lo consideran un delito y me traen hacia acá.

En el camino de Cárdenas hacia Varadero, cuando recogieron una parte de mis pertenencias contra mi voluntad también en casa de mi amiga Mónica, pero no todas mis pertenencias. Ni siquiera he revisado, no sé qué hay ahí, pero sí sé que esa es mi mochila, y el carro paró, yo sabía que se estaba formalizando esta especie de secuestro. Así que me escapé.  Me mandé a correr y me metí en un monte. Me cayeron atrás, me maltrataron en ese monte, naturalmente, me trataron con violencia y aquí tengo todas estas heridas como pueden ver (las muestra) producto de esa fuga, eso es producto propio de mi fuga.

Pero eso no se puede ver como un hecho aislado de esa violencia a la que he estado sometido, porque yo no tengo en ningún caso por qué fugarme de un secuestro de personas vestidas de civil que no conozco, de nadie me sé el nombre. No sé ha dónde me estaban llevando siquiera, ni a qué sería sometido.

Desde ahora estoy denunciando este acto profundo de injusticia, pero voy a decir más; yo no voy a permanecer secuestrado, no voy a aceptar esta vejación, no voy a aceptar esta arbitrariedad contra mi persona y contra mi integridad física y moral.

Yo voy a volver para La Habana. Voy a buscar un transporte y volver, para seguir haciendo las cosas que estoy haciendo en esa ciudad, que no es nada. Son las cosas ordinarias que hace un ciudadano en su país, reunirse con sus amigos, salir o quedarse en su casa si le da la gana, lo voy a seguir haciendo. Voy a salir y van a tener que meterme preso formalmente, no hay otra posibilidad de que yo legitime de manera indirecta la arbitrariedad, la injusticia y la cárcel en la que ya me encuentro.

Ahora bien, si yo soy detenido en ese camino, si yo no puedo agarrar un transporte, yo voy a irme caminando de La Habana a Cárdenas. Me voy con lo que tengo que es nada, con esto que fue lo que me sacaron de casa de Mónica, que fue con lo que fui, tengo las llaves, ni siquiera tengo mi CI porque no sé si se quedaron con él o le dejaron aquí. No lo sé porque entraron primero a casa de mi familia.

Si alguien quiere ayudarme en el camino, si alguien quiere con un gesto de solidaridad darme un poco de agua, un poco de comida, se lo acepto; pero yo voy a llegar a La Habana y voy a hacer valer mis derechos. A mí no me pueden tener preso así de esta manera, en lugares donde yo no deseo estar en este momento.

No me pueden traer a casa de mi familia como si yo estuviera naturalizado, por descontado además todo el chantaje emocional que están provocando, el estado de nerviosismo, el estado de absoluto susto y de miedo, que está viviendo mi familia. La presión no es solo hacia mí, la presión es hacia mis personas más cercanas y así es justamente como actúa una dictadura y como actúa un estado proletario.

Y la mayor, es que están ejerciendo presión sobre estos, porque le están diciendo que si yo no permanezco aquí me van a meter preso, y me pueden meter preso veinte años y no sé cuánto. Algo que naturalmente en última instancia siempre pueden hacer, sin ningún cargo, Aquí no hay ningún estado de derecho, porque están violando la propia Constitución que está escrita y acuñada en este país. La están violando las propias autoridades, el propio poder político, la propia policía política, sin rostro, porque uno no sabe quiénes son, pero que siguen actuando como una mafia.

Bien, yo no voy a permitir esto contra mi persona, y les pido a todos que se solidaricen, porque la verdad ya está de nuestro lado.

Hay una canción de los Redondos que yo siempre escucho que es una de mis bandas predilectas, si no mi banda predilecta que se llama “preso en mi ciudad” y así es como yo me siento.

Y en esa canción hay una línea que dice “el gran estilo siniestro”, y eso de lo que se trata aquí. Yo estoy ahora mismo, peleando, yo y todos ustedes, contra el gran estilo siniestro, y yo tengo todas las condiciones intelectuales, morales y físicas para imponer mi narrativa de ciudadano, de individuo, que no va a permitir que le pisoteen sus derechos.

Muchas gracias a todos por la solidaridad, compartan este video, hagan que todo el mundo lo sepa, no voy a admitir que me pisoteen ni que me reduzcan, ni firmar de manera pasiva el acta de mi muerte civil, que es lo que están haciendo las autoridades de este país conmigo en este momento.

Buenas noc

En el Tribunal de Playa fui sometido a un interrogatorio de dos horas sobre mi salida el sábado en la noche con amigos de la Habana, artistas, muchos de ellos; algunos de ellos, participantes de las conversaciones del 27 de noviembre en el MINCUL otros del MSI y otros muchos que no son ni lo uno ni lo otor.

Al parecer esto es un delito, porque ya el hecho de realizar cualquier actividad civil en mi país, o al menos en la capital de mi país, parece ser un acto que lleva una especie de condena por parte del poder.

Después de dos horas en que me levantaron un acta de acusado donde no tenían ninguna acusación contra mí. Donde hacían el recuento de lo que había hecho el sábado por la noche, que era nada: salir de fiesta con amigos.

Las autoridades me montaron contra mi voluntad en un carro y me trajeron también contra mi voluntad hasta Cárdenas, donde vive mi familia, violando los principios constitucionales de este país, violando mis derechos individuales, violando mi libertad de movimiento.

Y yo hoy estoy convencido ya, después de este punto, de que la única razón por la que yo no estoy preso ahora mismo, preso formalmente, es porque este país está en una profunda crisis económica, una profunda crisis política, es más dependiente que nunca de gobiernos extranjeros, necesita el dinero, el capital que puede venir de otros lugares, y para eso necesita mantener ciertas fachadas de tolerancia.

Pero como no me pueden meter preso, porque soy una persona absolutamente inocente, que no ha cometido delito alguno en su país ni en ningún otro lugar, traen la cárcel hasta mí, limitan completamente mi libertad individual en todo orden.

Ya no se trata ni siquiera de cometer lo que ellos llamarían como actos contrarrevolucionarios, por ejemplo, la protesta en San Isidro, que es obviamente un derecho que también me asiste como persona participar, pero que para ellos es un delito. Ya ni siquiera se trata de eso, se trata de salir con amigos, o sea, se trata de una muerte civil absoluta.

Entonces, en ese sentido, esto no se puede ver como detenciones, ni como presión de baja intensidad, sino como la formalización absoluta de la cárcel en todo el territorio nacional. Yo no he dejado de estar preso desde que llegué a Cuba. Yo no he dejado de estar preso en la Habana porque he estado constantemente vigilado. Yo no he dejado de estar preso en La Habana porque desde que estaba llegando me estaban advirtiendo que sabían que yo estaba llegando.

Porque sabían con quién me había reunido el sábado en la noche, y cada paso, pasos absolutamente inocentes, pasos absolutamente intrascendentes, de alguien que no está haciendo más nada que disfrutando una noche en su ciudad. Eso también lo consideran un delito y me traen hacia acá.

En el camino de Cárdenas hacia Varadero, cuando recogieron una parte de mis pertenencias contra mi voluntad también en casa de mi amiga Mónica, pero no todas mis pertenencias. Ni siquiera he revisado, no sé qué hay ahí, pero sí sé que esa es mi mochila, y el carro paró, yo sabía que se estaba formalizando esta especie de secuestro. Así que me escapé.  Me mandé a correr y me metí en un monte. Me cayeron atrás, me maltrataron en ese monte, naturalmente, me trataron con violencia y aquí tengo todas estas heridas como pueden ver (las muestra) producto de esa fuga, eso es producto propio de mi fuga.

Pero eso no se puede ver como un hecho aislado de esa violencia a la que he estado sometido, porque yo no tengo en ningún caso por qué fugarme de un secuestro de personas vestidas de civil que no conozco, de nadie me sé el nombre. No sé ha dónde me estaban llevando siquiera, ni a qué sería sometido.

Desde ahora estoy denunciando este acto profundo de injusticia, pero voy a decir más; yo no voy a permanecer secuestrado, no voy a aceptar esta vejación, no voy a aceptar esta arbitrariedad contra mi persona y contra mi integridad física y moral.

Yo voy a volver para La Habana. Voy a buscar un transporte y volver, para seguir haciendo las cosas que estoy haciendo en esa ciudad, que no es nada. Son las cosas ordinarias que hace un ciudadano en su país, reunirse con sus amigos, salir o quedarse en su casa si le da la gana, lo voy a seguir haciendo. Voy a salir y van a tener que meterme preso formalmente, no hay otra posibilidad de que yo legitime de manera indirecta la arbitrariedad, la injusticia y la cárcel en la que ya me encuentro.

Ahora bien, si yo soy detenido en ese camino, si yo no puedo agarrar un transporte, yo voy a irme caminando de La Habana a Cárdenas. Me voy con lo que tengo que es nada, con esto que fue lo que me sacaron de casa de Mónica, que fue con lo que fui, tengo las llaves, ni siquiera tengo mi CI porque no sé si se quedaron con él o le dejaron aquí. No lo sé porque entraron primero a casa de mi familia.

Si alguien quiere ayudarme en el camino, si alguien quiere con un gesto de solidaridad darme un poco de agua, un poco de comida, se lo acepto; pero yo voy a llegar a La Habana y voy a hacer valer mis derechos. A mí no me pueden tener preso así de esta manera, en lugares donde yo no deseo estar en este momento.

No me pueden traer a casa de mi familia como si yo estuviera naturalizado, por descontado además todo el chantaje emocional que están provocando, el estado de nerviosismo, el estado de absoluto susto y de miedo, que está viviendo mi familia. La presión no es solo hacia mí, la presión es hacia mis personas más cercanas y así es justamente como actúa una dictadura y como actúa un estado proletario.

Y la mayor, es que están ejerciendo presión sobre estos, porque le están diciendo que si yo no permanezco aquí me van a meter preso, y me pueden meter preso veinte años y no sé cuánto. Algo que naturalmente en última instancia siempre pueden hacer, sin ningún cargo, Aquí no hay ningún estado de derecho, porque están violando la propia Constitución que está escrita y acuñada en este país. La están violando las propias autoridades, el propio poder político, la propia policía política, sin rostro, porque uno no sabe quiénes son, pero que siguen actuando como una mafia.

Bien, yo no voy a permitir esto contra mi persona, y les pido a todos que se solidaricen, porque la verdad ya está de nuestro lado.

Hay una canción de los Redondos que yo siempre escucho que es una de mis bandas predilectas, si no mi banda predilecta que se llama “preso en mi ciudad” y así es como yo me siento.

Y en esa canción hay una línea que dice “el gran estilo siniestro”, y eso de lo que se trata aquí. Yo estoy ahora mismo, peleando, yo y todos ustedes, contra el gran estilo siniestro, y yo tengo todas las condiciones intelectuales, morales y físicas para imponer mi narrativa de ciudadano, de individuo, que no va a permitir que le pisoteen sus derechos.

Muchas gracias a todos por la solidaridad, compartan este video, hagan que todo el mundo lo sepa, no voy a admitir que me pisoteen ni que me reduzcan, ni firmar de manera pasiva el acta de mi muerte civil, que es lo que están haciendo las autoridades de este país conmigo en este momento.

Buenas noches.

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