Hoy celebramos 15 años de Cubalex, un proyecto nacido en Cuba para defender derechos humanos en uno de los contextos más hostiles para hacerlo.
El 15º aniversario de Cubalex no es solo la celebración de un hito institucional: es la memoria viva de miles de personas asistidas, de años de trabajo clandestino y visible, de resiliencia frente a la represión y de la construcción paciente de un ecosistema de apoyo para víctimas de violaciones de derechos humanos en Cuba.
Nacida el 10 de diciembre de 2010 —Día Internacional de los Derechos Humanos— en un contexto hostil a cualquier iniciativa independiente, la organización se consolidó como un referente de asistencia jurídica gratuita, documentación rigurosa, monitoreo del sistema penal y acompañamiento a grupos vulnerables. Hoy, quince años después, sigue cumpliendo su misión desde el exilio, con más fuerza, experiencia y alcance internacional.
Cubalex fue creada en La Habana como una organización sin fines de lucro dedicada a ofrecer asesoría y asistencia legal gratuita a la ciudadanía. Desde el inicio, el proyecto respondió a un vacío institucional: la población cubana carecía de un espacio independiente que explicara la legislación, acompañara denuncias, analizara expedientes y documentara violaciones de derechos humanos de manera profesional.

Los primeros años estuvieron marcados por la precariedad. La sede —de apenas 3 × 3.5 metros, con menos de 11 m² útiles— obligaba al equipo a trabajar prácticamente sin movilidad interior. Aun así, desde allí se recibían llamadas, visitas, correspondencia, se analizaban expedientes y se generaban estrategias jurídicas.
La falta de espacio motivó, hacia 2014, reformas para ampliar la sede y protegerla físicamente: más cuartos de trabajo, un cerco perimetral y una línea telefónica fija que permitió aumentar el alcance del servicio.
Entre 2011 y 2016, Cubalex pasó de 4 a 22 integrantes. Se incorporaron abogados formados en distintas universidades de la isla, activistas defensores de derechos humanos, personas con experiencia administrativa y especialistas de otras áreas. Este crecimiento permitió abrir filiales en Nuevitas, Camagüey; Bayamo, Granma y consolidar la sede principal en La Habana.
Gracias a esa estructura, entre 2011 y 2015 se atendieron 4741 solicitudes, 1800 expedientes formados, 3152 personas instruidas sobre sus derechos, 2796 solicitudes atendidas presencialmente. Fue un trabajo sistemático y riguroso, sin precedentes en la sociedad civil cubana.
Con el alcance que estaba teniendo la organización dentro y fuera de la isla, también se disparó la represión, sobre todo desde 2016.
El 23 de septiembre de ese año marcó un punto de inflexión en la historia de Cubalex. Ese día, agentes de la Seguridad del Estado allanaron la sede de la organización en La Habana. Durante el operativo confiscaron equipos, abrieron expedientes por la supuesta comisión del delito de “actividad económica ilícita”, practicaron registros corporales degradantes contra miembros del equipo, impidieron el acceso a abogados y hostigaron a sus familiares. Además, se produjeron detenciones arbitrarias, entre ellas la del abogado Julio Alfredo Ferrer Tamayo. La intervención, claramente dirigida a desmantelar la labor de Cubalex, provocó una inmediata reacción de denuncia por parte de organismos internacionales como Civicus Monitor, End Reprisals de Naciones Unidas, Robert F. Kennedy Human Rights y diversas redes globales de derechos humanos.

El impacto del allanamiento fue devastador para la operación en Cuba y terminó obligando a prácticamente todo el equipo a abandonar el país. Este exilio forzado no significó la desaparición de la organización, sino una transformación profunda.
En 2017, Cubalex se registró formalmente como organización en Estados Unidos y reorganizó sus estructuras para continuar su trabajo desde el exterior. La salida del país, lejos de representar una derrota, abrió paso a una etapa de reconfiguración, profesionalización y expansión que permitió a la organización mantener su compromiso con las víctimas sin renunciar a su misión original.
Desde su sede en Estados Unidos, Cubalex ha iniciado nuevas líneas de trabajo que fortalecen su impacto. La organización comenzó a desarrollar un monitoreo sistemático de violaciones de derechos humanos en Cuba mediante informes mensuales y anuales; amplió la asistencia legal remota; incrementó su acompañamiento internacional a víctimas y familias; y estableció programas permanentes de capacitación para periodistas, activistas, líderes comunitarios y miembros de la diáspora. También profundizó su incidencia ante organismos internacionales como la ONU y la CIDH, impulsó procesos litigiosos y promovió solicitudes de medidas cautelares para proteger a personas en riesgo. Esta expansión convirtió a Cubalex en un referente regional y global para organizaciones de derechos humanos, prensa internacional, especialistas en autoritarismo cubano y mecanismos internacionales de denuncia, consolidando su perfil como una fuente confiable de datos verificables y análisis rigurosos en un entorno donde la información independiente está criminalizada.
La misión continúa intacta

A pesar de los cambios estructurales, la misión de Cubalex ha permanecido intacta. Según su declaración institucional, la organización existe para promover los derechos humanos, fortalecer el Estado de Derecho, brindar asistencia legal gratuita y documentar violaciones en Cuba con el fin de impulsar cambios democráticos y proteger a las víctimas. Esa misión, vigente desde 2010, hoy se sostiene con mayor capacidad técnica, redes internacionales sólidas, metodologías avanzadas de documentación, un equipo especializado, programas de formación y prevención más amplios, y recursos que permiten acompañar tanto a la diáspora como a personas dentro de la isla.
Quince años después de su fundación, el legado de Cubalex se expresa en logros visibles: miles de víctimas acompañadas, cientos de talleres y capacitaciones impartidas, documentación sistemática utilizada por la ONU, la OEA, la CIDH y numerosas organizaciones globales, propuestas de reformas legislativas, metodologías de monitoreo replicadas por otras ONG, una visibilización internacional sin precedentes de la represión en Cuba y la protección continua a activistas perseguidos. No obstante, los desafíos siguen siendo enormes. La vigilancia estatal y el miedo dentro de Cuba, la limitada conectividad, la estigmatización promovida por el gobierno, la ausencia de canales formales de litigio, la fragilidad del financiamiento y la necesidad de fortalecer redes internas sin comprometer la seguridad de usuarios y colaboradores plantean obstáculos permanentes.
Aun así, Cubalex continúa adaptándose, innovando y fortaleciendo su misión, demostrando que incluso en los contextos más adversos es posible defender derechos, acompañar a las víctimas y trabajar por un futuro más justo para todos los cubanos.
Los quince años de Cubalex resumen un recorrido extraordinario: nació en un cuarto diminuto en La Habana, resistió un allanamiento brutal, fue forzada al exilio y resurgió como una organización internacional sólida, influyente y esencial para la defensa de los derechos humanos de los cubanos.
Es también una historia colectiva: la del equipo fundador y actual; la de las familias que acudieron desesperadas en busca de ayuda; la de los presos y presas que encontraron en Cubalex una voz; la de las mujeres que denunciaron violencia con apoyo legal por primera vez; la de los jóvenes activistas que aprendieron a usar el derecho para protegerse.
Cubalex es la prueba de que, incluso en los escenarios más oscuros, la defensa de los derechos humanos encuentra voces, manos y corazones dispuestos a resistir.