Carta abierta en nuestro 15.º aniversario

Por Laritza Diversent, Directora Ejecutiva de Cubalex

Queridas amigas, queridos amigos, compañeras y compañeros de camino:

Hoy no celebramos solo un aniversario. Hoy celebramos una victoria de la memoria frente al miedo, de la verdad frente al silencio, y de la dignidad frente a una maquinaria diseñada para que nadie pudiera defenderse.

Hace quince años, un 10 de diciembre, día de los Derechos Humanos, nació algo pequeño, frágil, casi imposible.
Nació Cubalex.

Y nació sin permisos, sin recursos, sin protección. Nació en una casa sencilla, con un escritorio, un par de sillas y la voluntad de escuchar a quienes nunca habían sido escuchados.

Pero desde ese mismo día, ocurrió algo que muy pocas personas conocen: Cada consulta, cada relato y cada lágrima se convertía en evidencia.

En esa pequeña sala de La Habana no solo se daba asesoría. Se estaba construyendo, pieza por pieza, el archivo ciudadano más importante sobre violaciones de derechos humanos en Cuba en la última década y media.

La primera etapa: cuando la memoria cabía en una mochila

Nadie sabía entonces que Cubalex sería perseguida. Pero sí sabíamos algo: el silencio ya no era una opción.

La gente llegaba con miedo; salía con una ruta de defensa, con un papel escrito, con un plan.
Y mientras enseñábamos a otras personas a documentar sus casos, sin saberlo, estábamos sembrando la primera red ciudadana capaz de transformar dolor en prueba.

Fue allí cuando el Estado comenzó a vigilarnos. Primero llamadas, luego seguimientos, luego campañas.

Pero no pudieron detener algo fundamental: Habíamos aprendido a custodiar la memoria. Hacíamos copias físicas, resguardábamos archivos en lugares insospechados, tejíamos redes silenciosas que protegían documentos como si fueran vida.

Porque, en cierto modo, lo eran.

2016: el día en que quisieron borrar nuestra historia

El allanamiento del 23 de septiembre no fue un operativo policial. Fue un mensaje: “Dejen de documentar.”

Se llevaron computadoras, papeles, teléfonos, discos duros. Detuvieron, maltrataron, intimidaron. Intentaron borrar lo que habíamos construido. Pero fracasaron.

Lo que no sabían es que las pruebas ya estaban duplicadas, protegidas, enviadas, resguardadas. El archivo sobrevivió. Nuestra memoria sobrevivió. Y con esa memoria reconstruimos la verdad ante el mundo.

El exilio: cuando nos arrebataron el espacio físico, lo convertimos en estructura

Al ser forzados a salir del país, muchos pensaron que Cubalex desaparecería. Pero ocurrió lo contrario: nos reorganizamos, nos profesionalizamos y nos fortalecimos.

Desde el exilio:

  • Creamos sistemas formales de trabajo.
  • Ordenamos expedientes como nunca antes.
  • Sostuvimos a familias que seguían siendo hostigadas en Cuba.
  • Transformamos casos aislados en litigios sólidos ante mecanismos internacionales.

Y con una mezcla de dolor y resiliencia, el regreso de Julio Ferrer en 2019 se convirtió en un símbolo:
la represión no había vencido, ni destruiría nuestra capacidad de defender.

2020–2023: del caso aislado al patrón sistemático

Con los años, Cubalex dio un salto cualitativo:
de describir hechos a describir cómo opera la represión.

Comprendimos:

  • Cómo funcionan los interrogatorios.
  • Cómo se articulan las detenciones masivas.
  • Cómo se usa la movilidad como castigo.
  • Cómo las mismas tácticas se repiten en provincias distintas, con actores distintos, pero con la misma lógica.

Y empezamos a enseñar lo que aprendimos. Porque la defensa no es solo denunciar. Es también formar, explicar, multiplicar capacidades.

2024–2025: dar sentido a lo cotidiano, transformar la vigilancia en evidencia

En los últimos años, pusimos la lupa donde otros no miraban: en la citación, en la advertencia, en el trámite que parece inocuo pero que es parte de un sistema de presión.

Convertimos lo cotidiano en analítico. Lo rutinario en revelador. Lo informal en prueba verificable.

Y esa capacidad técnica abrió puertas internacionales, permitió articular denuncias más sólidas y facilitó que otras organizaciones aprendieran de nuestra experiencia.

Pero si hoy estamos aquí, no es por los informes, ni por los reconocimientos, ni por las peticiones ante organismos internacionales.

Estamos aquí por algo más profundo: Por las madres que llamaron llorando y aún así entregaron su testimonio; por quienes confiaron cuando todo les decía que confiar era peligroso; por quienes nos escribieron desde un teléfono prestado, desde una celda, desde una cola, desde una sala de interrogatorio; por quienes aprendieron a documentar para proteger a otros; por quienes perdieron trabajo, país, familia… pero no perdieron la dignidad.

Ellas y ellos son Cubalex. Nosotras y nosotros somos su memoria.

Quince años después… ¿qué celebramos realmente?

Celebramos que:

  • No pudieron silenciar la verdad.
  • No pudieron destruir la memoria.
  • No pudieron romper nuestra vocación de justicia.
  • No pudieron impedir que nos convirtiéramos en referencia.

Celebramos que, incluso bajo vigilancia, documentamos. Bajo represión, enseñamos. En el exilio, renacimos. Y en todo momento, acompañamos.

Celebramos que, pese a todo, seguimos aquí. Y seguiremos mientras existan personas que necesiten defensa, voz y prueba.

La promesa que hacemos hoy

En este aniversario, reafirmamos algo que atraviesa nuestra historia:

La memoria es nuestra defensa. La documentación es nuestra resistencia. Y la dignidad es nuestro rumbo.

Gracias por acompañarnos estos quince años. Gracias por creer cuando otros dudaban. Gracias por sostenernos, por confiar, por resistir con nosotras y nosotros.

Lo que comenzó en una sala pequeña hoy es una comunidad amplia, técnica, comprometida y valiente.
Y lo mejor de nuestra historia… aún no se ha escrito.

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