Septiembre fue un mes difícil para los cubanos. Represión, carencias, apagones, aumento de la inseguridad ciudadana y anuncio oficial de otra escalada en la sempiterna crisis económica. Mientras, para el régimen fue un período de gastos en cumbres, viajes, movilizaciones, propaganda extra fronteras y festivales de comida gourmet.
Durante todo el mes los ciudadanos fueron castigados por los apagones, a pesar de las elevadas cantidades de crudo enviadas por Venezuela y México. Los cortes eléctricos aumentarán en octubre, según anunció el ministro de Energía y Minas. La nueva “contingencia” ha provocado reajustes que afectan la ya mermada calidad de vida de los ciudadanos, los cuales incluyen suspensión de servicios de transporte público, paralización de actividades docentes y productivas, disminución del bombeo de agua, apagado de alumbrado público, entre otras.
El equipo de monitoreo de Cubalex registró 315 hechos represivos (110 más que el mes anterior), una muestra palpable del hostigamiento durante septiembre. De estos hechos, 134 ocurrieron durante la semana en que se realizó en La Habana la Cumbre del G77+ China. Por esas fechas también se cumplieron 60 domingos en que las Damas de Blanco han sido reprimidas sistemáticamente por intentar asistir a misa para orar por la liberación de los presos políticos, lo cual constituye también una violación de la libertad religiosa.
Los 315 hechos implicaron un total de 656 incidentes represivos, repartidos en 47 categorías de represión. Se registraron violaciones en todas las provincias del país, siendo La Habana (112), Matanzas (48) y Mayabeque (25) las más representadas.
Los incidentes represivos más recurrentes fueron los relacionados con violaciones a personas privadas de libertad (121), detenciones arbitrarias (65), amenazas o coacción (45), violencia o acoso (43) y operativos de vigilancia (41).
Desde las cárceles cubanas siguen trascendiendo las condiciones infrahumanas en que viven los reclusos, hacinados, mal alimentados incluso con comida descompuesta, sin agua, a expensas de plagas y enfermedades contagiosas, sometidos a tratos denigrantes y golpizas por parte de los guardias y presos comunes al servicio de estos, recluidos por largos períodos de tiempo en celdas de castigo, con nula o deficiente atención médica y falta de medicamentos que, además, las autoridades carcelarias usan como forma de tortura contra los presos.
En septiembre fallecieron los reclusos Lázaro Lenin Álvarez y Rafael Mojena Jerez por deficiente atención médica y ocurrieron otras dos muertes bajo custodia: una del detenido Denis González Sifonte que no fue llevado a tiempo al hospital y la de Elio Norkis Sanamé Durán, asesinado a golpes por la policía de Baracoa.
Acá puedes leer y descargar el informe completo:
Informe-SEPT-2023